Terapia Integral Femenina

Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena. Así que finalmente me dedico un tiempo a mi misma para dejar aquí testimonio de mi experiencia, el pasado Octubre de 2021, en La Madriguera, hotel de 5 estrellas con terapia de amor incluida.

Decidí (o el universo decidió por mí) pasar mi 52 cumpleaños sola. Retirarme de mi mundo cotidiano y recluirme dentro de mí. Necesitaba imperiosamente hablar conmigo, dejar de castigarme, comprender por qué lo hacía, y empezar a quererme más. Mi idea era renacer allí… y lo hice.

Pero no estaba sola, ni mucho menos.
Además de estar en el ambiente maravilloso de El Bierzo, rodeada de naturaleza por todos lados, con castaños, aves, sol, lluvia y una yurta que me hizo sentir como en casa desde el primer segundo… además de todo eso estaba Rocío.

No exagero si digo que nunca nadie, a excepción de mi madre, se había dedicado a mí en cuerpo y alma. A darme todo lo que necesitaba de un modo personalizado, gratuito y, lleno de amor, entrega, sonrisas, canciones, buena comida, sinceridad, regalos, abrazos, honestidad, compresión y sabiduría… y todo esto sin conocerme de nada… porque yo lo valgo 

Con Rocío he aprendido que mi cuerpo y mi mente responden si les trato bien. Mi cuerpo se sintió importante y aceptado y mi mente se sintió vacía, en calma, sin ruido (nunca había sentido eso).

También gracias a tí, Rocío, he aceptado a las 7 Cristinas que siempre viajan inevitable e inherentemente conmigo… y cómo tú dirías (y como ahora entiendo yo) gozosamente a mi lado. Ahora sé que no desaparecieron, que siguen acompañándome en el camino, y que ahí es donde deben de estar.

Me recordaste teorías que ya sabía y me enseñaste teorías nuevas, pero lo más importante es que lo que me ofreciste fue la posibilidad de experimentarlo físicamente, no sólo en un libro o de oídas. Todo fue real y pude sentirlo y vivirlo. Y aunque solo fue una semana de retiro en La Madriguera, mi vida ha cambiado. Por supuesto que sigo cometiendo errores, y los cometeré, pero mi manera de enfrentarme a la vida ha cambiado. Pongo atención en las cosas que hago y por qué las hago, e intento mantener un equilibrio para que mi cuerpo y «las 7» estén contentas; para que se respeten entre ellas.

Sé que la vida te enseña mucho si pones atención, pero te doy las gracias por tu compañía durante este proceso. Sin ella éste cambio, éste renacer, no habría sido posible. Para mí «acompañamiento» define a las mil maravillas tu trabajo. Has sido mi bastón y el espejo donde mirarme. De mayor quiero ser como tú.

Ahora es tu turno, descansa, cuídate mucho y recárgate… que en primavera otras mujeres tendrán la suerte de conocerte. Por favor no dejes de ayudarnos.
Te mando un beso enorme y un abrazo gigante.
Cristina